Se han imaginado jugar con un tigre, como si lo estuvieran haciendo con un gato doméstico… Yo no, creo que no me arriesgaría tanto; pero estas fotos, tomadas en el zoológico de Sriracha Tiger, en Tailandia, muestra que los animales tienen más amor para dar, que los propios humanos.
Esta mamá tigre Saimai, de unos dos años de edad, cuando era cachorra fue alimentada por una hembra de cerdo hasta los cuatro meses, lo que le permitió crear una relación muy especial con otros cerdos e incluso con perros.
Es algo extraordinario y fuera de lo común ver a varios pequeños cerdos al lado de un tigre sin que este gran gato lo tenga entre los dientes… pero ya vemos, los animales una vez más nos dan una lección de amistad y amor.
