¿Nos gustaría tener un bicho raro adherido a nuestra lengua por mucho tiempo, tanto que nos acostumbremos a él?.
Para nuestro asombro hay animales, o mejor dicho, peces que tienen la suerte o desdicha, de alojar un singular parásito en su lengua, hablamos del Cymothoa exigua. Es un crustáceo que se adhiere a la lengua del anfitrión, gracias a sus puntiagudas patas, y se alimenta de la arteria que lleva sangre al órgano. Así que el anfitrión deja de usar el músculo y termina acostumbrándose al huésped, por lo que el crustáceo llega a convertirse parte del cuerpo del pez. No nos preocupemos, porque el anfitrión no muere, pues el parásito no toca la comida que ingiere el pez, si no que se alimenta de su mucosa.